“Las constituciones de Venezuela (1811–1999)" le entrega al lector un manual analítico de las 26 cartas magnas nacionales sobre Ia base de cinco variables, precedidas del dibujo interpretativo del contexto histórico. Estas variables son: la primera, el espíritu del texto constitucional: federalista o centralista. La segunda, el sistema electoral: quiénes votan y cómo votan. La tercera será la extensión del período presidencial. La cuarta, las posibilidades de reelección inmediata del mandatario o bien con uno o dos períodos de por medio. La quinta y última, la organización político-territorial de la Republica.
Muchas de las constituciones venezolanas han sido un traje hecho a Ia medida del hegemón de turno. No obstante, otras han recogido el espíritu democrático nacional: Ia de 1811, que establecía el triunvirato; la de 1830, que prohibía Ia reelección inmediata; Ia de 1858, que instituyó el voto directo; la de 1947, que universalizó el voto; Ia de 1999, que consagró la descentralización adoptada en la ley de 1989, cuando se eligieron gobernadores y alcaldes por primera vez.
Las constituciones nuestras recogen la tensión histórica entre federalismo y centralismo. La primera tradición inaugurada por Roscio, asociada al mundo civil, respetuosa de la alternabilidad en el poder y de los proyectos colectivos; Ia segunda, iniciada por Bolívar, asociada al militarismo, las patologías del culto a la personalidad, la reelección indefinida y el poder vitalicio.
Este mapa que ofrece Arráiz Lucca revela que las constituciones, lejos de ser letra muerta, son carne viva (y radiografía) para la comprensión de Ia historia política venezolana.