En la historia de Peter Schlemihl, la sombra se ha convertido en el símbolo de la solidez burguesa y de los vínculos humanos. Se cita unida al dinero, como algo que uno debe venerar si quiere vivir entre los hombres y de lo que uno sólo quiere deshacerse cuando está resuelto a vivir en sí mismo y para lo mejor de sí mismo. A los burgueses, como se diría hoy, a los filisteos, como decía el romántico, puede aplicárseles la consigna: “¡Piensen en lo sólido!”. Pero la ironía supone casi siempre convertir una insuficiencia en una superioridad, y todo el librito, que no es otra cosa que una descripción, profundamente vívida, de las cuitas de un marginado, de un excluido, demuestra que el joven Von Chamisso supo valorar dolorosamente una sombra saludable.