Nadar en la oscuridad

Pese a la carta de Karolina, pese a la boda, me he aferrado a la idea de nosotros, explorando rostros en busca de algo conocido, buscando lo familiar en lo extraño. Cuando, en realidad, lo familiar ya se había convertido en algo extraño, y el hogar había dejado de ser hogar. Ambos han seguido viviendo y cambiando sin mí.

he aferrado a la idea de nosotros, explorando rostros en busca de algo conocido, buscando lo familiar en lo extraño. Cuando, en realidad, lo familiar ya se había convertido en algo extraño, y el hogar había dejado de ser hogar. Ambos han seguido viviendo y cambiando sin mí.

ahora pienso que tal vez no podamos huir para siempre con nuestras mentiras. Tarde o temprano nos vemos obligados a enfrentarnos a su oscuridad.

Tu rostro, tus extremidades… Era como si todo tu ser estuviera intentando mantenerse de una sola pieza y casi temblara por el esfuerzo que le suponía. No soportaba verlo.

puedes obligar a la gente a que te quiera como tú quieres que te quieran.

Creo que, por primera vez, te miré con pena.

—Todo eso ya ha quedado atrás —dije tranquilo—. Me marcho.

Intenté decirme a mí mismo que aquello no significaba nada, que no era real. Y, aun así, era incapaz de mirarte sin sentirme completamente desprovisto de poder.

Era como si una parte de mi vida hubiera muerto con ella, como si no pudiera regresar jamás

—Así que de repente nos hemos convertido en un secreto, ¿no?

Nunca me habías hablado así, con esa indiferencia. No sabía si quería salir corriendo o que me consolaras.