Hombres capaces de cambiar con habilidad los pañales del recién nacido, dispuestos a alternarse con la madre para darles el biberón y estar atentos por si el pequeño se despierta por la noche. Sensibles y gentiles, saben ocuparse de todas las funciones de la crianza con gran naturalidad, sin ninguna ostentación ideológica y, sobre todo, sin la confusión emotiva que caracterizaba al papá de otros tiempos: incómodo sólo por tener al niño en brazos y capaz de comunicarse con los hijos únicamente cuando eran mayores.Estos son los nuevos padres, los «padres maternos».Pero, ¿serán capaces de encarnar la eterna fantasía del padre tierno y protector, sin sacrificar la imagen de fuerza y autoridad que siempre los ha caracterizado?Este ensayo es testimonio de lo mucho que importa el tema de la presencia activa de los hombres en el cuidado de los hijos desde el nacimiento. Los llamados «padres maternos» se han constituido en un fenómeno importante y en continua expansión en casi todas las áreas geográficas y culturales.