En los últimos veinte años, los estudios en América Latina sobre el libro, la edición y la lectura han tenido un avance significativo. La consolidación de grupos de trabajo y de líneas de investigación en distintas instituciones y espacios educativos, más la consecuente aparición de un importante conjunto de tesis centradas en temas y problemas de diversas manifestaciones de la cultura escrita, han permitido que este campo cobre un renovado dinamismo y una gran vitalidad. A esto se han sumado una variedad de foros académicos —como congresos, encuentros y coloquios— y también la publicación de numerosos artículos en revistas de todo tipo. De forma paralela a la educación y la difusión, en varios países de la región han florecido colecciones especializadas en “libros sobre libros” que han contribuido a fortalecer el campo en sus cruces con otras disciplinas como la historia, la sociología, la filología, la antropología, la literatura, el diseño y la comunicación visual, por mencionar algunas. Sin embargo, ese énfasis editorial no ha estimulado una vertiente de divulgación, lo que deriva en una carencia de obras y colecciones pensadas para el público general y el estudiantil.