La sorpresa fueron las pinturas murales. Con ayuda de las explicaciones de un lama ceñudo y de un novicio que esperaba una buena propina, descifré dos paredes; pude así rememorar muchas escenas de la vida de Srong Tsan-Gan-Po, y me enteré de otros nombres y hechos de gurús (maestros); recapitulé la existencia sin par de Milarepa, el poeta criminal, el mago, el eremita por quien guardo una vieja pasión.
Hay una escena central auténticamente insuperable que representa a Milarepa en las montañas con un nimbo púrpura, sentado con las piernas cruzadas, en postura de