Olivia y Morin comparten familias destruidas, casas que se caen a pedazos en Valparaíso y su pasión por los animales y sus conductas. Con sensualidad y a través de una complicidad que bordea lo perverso, ambas sobreviven la adultez que las rodea con juegos y secretos que llenan de frescura un relato lleno de oscuridades.