La comida da forma a las ciudades y moldea el campo que las abastece. Podría decirse que alimentar ciudades tiene un impacto sobre nosotros y nuestro planeta mucho mayor que cualquier otra actividad humana. Sin embargo, pocos ciudadanos occidentales somos conscientes del proceso. La comida llega a nuestros platos como por arte de magia, y rara vez nos paramos a preguntarnos cómo ha llegado allí.
Pensando que, para una ciudad como Londres, todos los días se debe producir, importar, vender, cocinar, comer y eliminar nuevamente unos treinta millones de comidas, y que esto sucede a diario con cada ciudad del mundo, resulta sorprendente que quienes vivimos en los núcleos urbanos consigamos comer.
Ciudades hambrientas es un libro sobre cómo comen las ciudades, un estudio insólito y revolucionario que examina la forma en que la producción moderna de alimentos ha dañado el equilibrio de la existencia humana y revela un dilema centenario aún por resolver, que podría ser la clave para muchos problemas actuales como la obesidad, el inexorable aumento de los supermercados o la destrucción del mundo natural. Una llamada de advertencia sobre el desperdicio y la destrucción causada por los sistemas alimentarios actuales, y una guía para corregir sus errores.