Al hombre que se supone que tenía que incitar, terminó incitándome a mí. Me he desviado de mi misión por completo y a veces pienso que ni siquiera comencé a hacerla para trazar la propia.
No puedo estar enamorada de un mafioso, mi corazón cree que es inocente, pero me temo que al final tendrá que ser culpable de algo y espero que no sea por romper mi corazón como está a punto de hacerlo.
Lo acepto, caí en sus redes de una manera que ni yo misma lo podía creer cuando ya sus dedos se encontraban en mi cuerpo, sus labios en los míos y mis gritos ahogados en su garganta.
Nunca me ha gustado seguir órdenes y por gracia de Dios o del mismo diablo no sé cómo cumplo las suyas.
De algo estoy segura, y es que Aleksei Ivanović me tiene fascinada.