. En este carácter distintivo de la vivienda burguesa, que espera tan estremecida al asesino anónimo como la vieja salaz al amante, penetraron algunos autores que, denominados «escritores policíacos» (quizá también porque en sus obras se configura una parte del pandemónium burgués), no han recibido los honores que les corresponden. Lo que se trata de captar aquí lo exhibieron Conan Doyle, en obras sueltas, y la escritora A. K. Green, en una gran producción, y fue Gaston Leroux quien con El fantasma de la ópera, una de las grandes novelas sobre el siglo xix, llevó el género a la apoteosis.