A Jennifer no le gustaba mentir, pero aun así sentía la necesidad de hacerlo una vez más. No podía contar a tía Vivian que Raymond Carbury, el hombre que destrozó su vida, había muerto. Aún le amaba y, aquella llamada, le hizo sentir que moría. Necesitaba ir al hospital, necesitaba verlo. Ojalá sintiese odio e indiferencia, pensaba ella. Lo que no sabe ella es que Ray no iba solo en el coche, iba con una mujer que dice ser su esposa…