Jean Baudrillard se ha convertido en el sociólogo por antonomasia de la era “post-marxista”. Sus análisis sobre el mundo de los signos, el fin de lo social, el delirio de explicarlo todo, se han hecho célebres. Un atentado terrorista, ¿es una farsa política? La búsqueda de pruebas “objetivas” se pierde en el vértigo interpretativo. El caso es que nos enfrentamos con una lógica de la simulación que no tiene ya nada que ver con la lógica de los hechos. La simulación se caracteriza por la precesión del modelo sobre el hecho.
El mundo entero ya no es real sino que pertenece al orden de lo hiperreal y de la simulación. No se trata ya de interpretar falsamente la realidad (ideología) sino de ocultar que la realidad ya no es necesaria.
Las masas absorben toda la electricidad de lo social y de lo político; la neutralizan sin retorno. Las masas no son buenas conductoras, no irradian sino que, al contrario, absorben toda la radiación de la Historia, de la Cultura, del Sentido. Las masas son inercia; son el poder de lo neutro, un fenómeno altamente implosivo.
Con una prosa nerviosa y sincopada, con un aliento cuasi profético, con una sensibilidad ya post-moderna, Jean Baudrillard va desarrollando sus más provocativas ideas a lo largo de los ensayos que componen este libro.