La Carta que aquí se presenta es un documento de vida y un testimonio de la defensa del pensamiento independiente. Tiene su antecedente en la publicación que sor Filotea de la Cruz, pseudónimo de Manuel Fernández de la Cruz, obispo de Puebla, hace de la llamada Carta atenagórica, en que la monja jerónima rebatía al jesuita portugués Antonio Vieyra sobre ciertos temas de la fe católica y, aún admitiendo la elevada capacidad intelectual de la monja, la acompaña con la recomendación a sor Juana de dedicarse a cosas más propias de su sexo y condición. Sor Juana Inés de la Cruz responde en la epístola que aquí reproducimos, con una auténtica proclama de libertad intelectual e independencia de la mujer, en la pluma de una ilustrísima mexicana del siglo XVII.