¿Qué causas pueden sustentar a la escritura? ¿Tiene sentido seguir escribiendo en el mundo contemporáneo? Para responder, recurre a una cita E. L. Doctorow: "[La ficción] enseña las leyes de la comunidad y distribuye el sufrimiento". A partir de ella construye distintos argumentos a favor de la producción de ficciones y su consumo. La literatura nos ayuda a aceptar la diferencia: nos ejercita en el conocimiento de otros mundos e individuos y nos acerca al sufrimiento ajeno. Y amplía nuestra imaginación moral. Pero la literatura también nos enseña a dudar y romper con los productos con los que la globalización intenta pastorearnos: nos hace cuestionar tradiciones y dogmas.
A su vez, la literatura aísla al lector, lo fortalece internamente, haciéndolo un individuo al que le resulta más fácil oponer resistencia al mundo globalizado de la mercadotecnia y la barbarie. Finalmente, opta por identificar su propuesta ético-política como una vertiente singular de la tradición anarquista, en la que el individuo sea el protagonista, concluyendo con una sugerente paradoja: La comunidad en tiempos de crisis continúa viva en la pluralidad del individuo.
«Una preocupación humanista está en el origen de los ensayos de Fadanelli, de allí que todos sean críticos y personales a un tiempo. La página, para él, es un lugar de inestabilidad, en que las preguntas, incluso las más abstractas, surgen y vuelven a la propia experiencia.» Luigi Amara
«Los géneros, las distintas formas de la escritura, sostienen la frondosa copa del texto: ensayo, narrativa, filosofía, aforismos, digresiones y referencias biográficas. Sus constantes devaneos hacen también de Insolencia un paseo que se suma a la familia de libros en los que, quizás, el paseo sea en sí mismo un género literario.»
Brenda Lozano