Cuentos Breves Y Extraordinarios

Chuang Tzu soñó que era una mariposa y no sabía al despertar si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre.
Herbert Allen Giles, Chuang Tzu (1889).

Los cuervos afirman que un solo cuervo podría destruir los cielos. Indudablemente, así es, pero el hecho no prueba nada contra los cielos, porque los cielos no significan otra cosa que la imposibilidad de los cuervos.

Según es fama, Dios Padre no es anterior a Dios Hijo.
Creado el Hijo, el Padre le preguntó:
—¿Sabes cómo hice para crearte?
Contestó el Hijo:
—Imitándome.

El imán sonrió, porque las limaduras de acero estaban convencidas de que su visita era voluntaria.

—Oh Señor —contesta Cruz—, es verdad que mi fe no ha sido mucha. Nunca he creído en Vos, pero siempre te he imaginado.
Tras escucharlo, Dios responde:
—Bien, hijo mío, entrarás en el cielo; mas no tendrás nunca la certeza de hallarte en él.

cuando el momento señalado llega no tenemos ya ojos ni orejas.

«Volveos. A mis espaldas no hay nada».

Qué inteligente es este perro. No confunde mi mano con un pedazo de carne. Es un fuerte intelectual, che.

Robert Burton, The Anatomy of Melancholy (1621).

Que un hombre escriba un cuento y compruebe que éste se desarrolla contra sus intenciones; que los personajes no obren como él quería; que ocurran hechos no previstos por él y que se acerque a una catástrofe, que él trate, en vano, de eludir.

Este cuento podría prefigurar su propio destino y uno de los personajes sería él.