Estaban todos muy atareados preparando festejos. Levantaron incluso el Árbol de la Libertad, por seguir la moda francesa; solo que no sabían muy bien cómo era, y además por aquí árboles había tantos que no valía la pena ponerlos falsos. Conque adornaron un árbol de verdad, un olmo, con flores, racimos de uva, guirnaldas, inscripciones: «Vive la Grande Nation!». En lo alto de todo estaba mi hermano, con la escarapela tricolor en el gorro de piel de gato, y pronunciaba una conferencia sobre Rousseau y Voltaire, de la que no se oía ni una