A menudo pensaba que, más tarde o más temprano, encontraría el coraje para poner fin a su vida, a sus enredos y a su insubordinación frente a las crueles leyes de la existencia: la lucha por sobrevivir, el ciego impulso del sexo, la injusticia de los poderosos, la locura, los crímenes, así como las falsas esperanzas, en fin, de quienes confían en encontrar medios con los que vencer a la naturaleza y a su principio de que la fuerza hace el derecho.