Iona solía pensar que en los Estados Unidos estaría lo suficiente lejos de las insensateces de su adorable y chalada madre; se equivocó. Cuando recibe una llamada que le informa de la existencia de un antiguo compromiso matrimonial, solo puede pensar en una cosa; matar a su madre y coger el primer avión a Escocia para terminar con el absurdo compromiso que la une a un completo desconocido. Poco podía imaginar ella que todo aquel rocambolesco asunto la conduciría al único pub del pueblo y a los brazos de una botella de whisky… y a ella le sentaba tan bien la bebida. Connor buscaba beber hasta perder el sentido cuando entró en el pub del pueblo costero al que había llegado por trabajo. En vez de ello, terminó compartiendo una botella de whisky y una noche sensual y alocada con la mujer más rara y exasperante que había conocido. Acostarse con una mujer y no recordar ni su nombre a la mañana siguiente era algo a lo que estaba acostumbrado, hacerlo y encontrarse que ella se había convertido en enorme problema, era una pesadilla. Whisky, sexo y diversión… nunca imaginaron que terminarían despertando en la cama equivocada