El maestro de la Iglesia, San Agustín, había formulado la siguiente pregunta retórica: “¿Qué otra cosa pueden ser los Estados más que bandas de ladrones agrandadas, tan pronto como la justicia se hace a un lado?” (Remota iustitia quid sunt regna nisi magna latrocinia?). Blair había conducido frívolamente a Gran Bretaña a la línea de las bandas de ladrones. Farage y sus seguidores independentistas demostraron ser los blairistas más leales. Reconocieron el principio básico de que, una vez que se empieza a mentir, hay que seguir con la mentira hasta el final.