Mixcoac. Cuando lo hago el pueblo que conocí ha desaparecido. Ya es parte no de la Ciudad muerta de México sino del D. F. que ocupa su lugar. Las calles de tierra ahora son avenidas horribles. Talaron los grandes árboles. El río fluye putrefacto y entubado. Entre los condominios, las escuelas, las cadenas de tiendas, las refaccionarias, los lotes que venden automóviles, no puedo hallar ni siquiera vestigios del asilo psiquiátrico ni de la casa de las Dunne. En México todo se va como si nunca hubiera exis