La Casa en Mango Street (o La Casa en la calle Mango) es una novela escrita por Sandra Cisneros en 1984. Trata de una niña latina, Esperanza Cordero, y su adolescencia en los arrabales de Chicago. El estilo en que la novela está escrito es descrito por Cisneros como «antipoético», inventado para glorificar y personificar elementos generalmente vistos como aburridos y hasta feos. Cisneros usa una seria de esbozos, que pueden ser vistos como breves poemas, a veces dotados de rima interna, o en conjunto, como capítulos que configuran la narración de la vida de Esperanza. En el primer capítulo, Esperanza cuenta como su familia fue a parar a Mango Street. Cuando las cañerías se rompieron en su anterior departamento y el dueño se negó a arreglarlas, ella se mudó con sus padres, sus hermanos, Carlos y Kiki, y su hermana, Nenny, a una nueva casa en Mango Street. Además de esta mudanza, la familia había cambiado de domicilio muchas veces en el pasado. Esperanza había soñado con una casa blanca, espaciosa, con baños que funcionaran, pero la casa en Mango Street sólo tiene un baño y un dormitorio. Se da cuenta de que ésta no es la casa que había soñado; aunque su padres le dicen que su situación es provisional, ella duda de que se muden en un futuro próximo. Sin embargo la casa sí tiene algunas grandes mejoras con relación a los departamentos en los que vivió anteriormente la familia: es de ellos, por lo que ya no dependen de los caprichos de un dueño. Además, en el antiguo departamento, una monja hizo que Esperanza sintiera vergüenza de dónde vivía, cuando exclamó: «¡¿Tú vives ahí?!». La casa en Mango Street es efectivamente una mejora, pero todavía no es la casa que Esperanza quiere llamar su casa. A pesar del deseo no expresado de Esperanza de abandonar la casa de Mango Street, sus acciones y descripciones de la calle muestran su cariño por la gente y su sentimiento de pertenencia a la comunidad.