Debes tener en cuenta que, sea cual sea la respuesta que recibas, puedes responder de muchas formas diferentes.
Una es decir que sí, claro. Siempre puedes decir que sí. Pero no tienes que hacerlo, y el hecho de que te sientas obligado a decir que sí es la fuente de tu ansiedad.
Otra opción es decir: «No, no puedo hacerlo». Atreverse a decir que no es una de las formas de dejar de ser inútil.
Un punto intermedio sería: «No puedo hacer eso… pero puedo hacer [haz tu contraoferta]». No digas solo que no; ofrece otra opción.
Y, por último, puedes ganar algo de tiempo: «Déjame pensarlo». «No estoy seguro, tendré que mirarlo».