En el mundo, los anhelos del corazón de un hombre son difícilmente concedidos. En el atardecer de un día otoñal, volátil como los sentimientos de las personas, el firmamento puede encapotarse en instantes. Pese a no tener paraguas, ese hombre continuará su camino a través del sendero al mismo tiempo que va quedando preso del diluvio. Esa es la actitud que toman cuando se ven superados por las circunstancias o, al menos, eso afirman todos