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Jean Paul Sartre

Las Palabras

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  • Santiago Romerohas quoted5 years ago
    La cultura no salva nada ni a nadie, no justifica. Pero es un producto del hombre: el hombre se proyecta en ella, se reconoce; sólo este espejo crítico le ofrece su imagen.
  • Santiago Romerohas quoted5 years ago
    He conocido a hombres que se acostaron tardíamente con una mujer envejecida por la sola razón de que la habían deseado en su juventud; otros que guardaban rencor a los muertos o que se habrían batido antes de reconocer una falta venal cometida veinte años antes. A mí no me duran los rencores y confieso todo, complacientemente; estoy muy dotado para la autocrítica a condición de que no pretendan imponérmela. Han atacado mucho, en 1936 y en 1945, al personaje que llevaba mi nombre; ¿qué tengo yo que ver con eso? Las afrentas recibidas las cargo en su débito: ese imbécil ni siquiera sabía hacerse respetar.
  • Santiago Romerohas quoted5 years ago
    Hace algunos años me hicieron ver que los personajes de mis obras de teatro y de mis novelas toman sus decisiones bruscamente y por crisis, que, por ejemplo, basta un instante para que el Orestes de Las moscas lleve a cabo su conversión. Caramba, es que los hago a mi imagen y semejanza; desde luego no como yo soy, sino como he querido ser.
  • Santiago Romerohas quoted5 years ago
    Siempre he preferido acusarme que acusar al universo; y no por bondad, sino para no depender más que de mí.
  • Santiago Romerohas quoted5 years ago
    Hace más de veinte años, una noche Giacometti cruzaba la plaza de Italie y un auto le atropello. Herido, con una pierna torcida, en el desvanecimiento lúcido en que había caído, lo primero que sintió fue una especie de alegría. «¡Por fin me ocurre algo!» Conozco su radicalismo: él esperaba lo peor; esta vida que le gustaba tanto como para no desear ninguna otra, se halla derribada, rota tal vez por la estúpida violencia del azar:

    «Luego, se decía, yo no estaba hecho para esculpir, ni siquiera para vivir; no estaba hecho para nada». Lo que le exaltaba era el orden amenazante de las causas súbitamente desenmascarado y también fijar en las luces de la ciudad, en los hombres, en su propio cuerpo tirado en el barro, la mirada petrificante de un cataclismo; para un escultor nunca está lejos el reino mineral. Yo admiro esa voluntad de acoger todo. Al que le gusten las sorpresas, tiene que quererlas hasta ahí, hasta esos raros destellos que revelan a los aficionados que la tierra no está hecha para ellos.
  • Santiago Romerohas quoted5 years ago
    Después de cada minuto esperaba al próximo, porque atraía al siguiente. Viví serenamente con extrema urgencia: siempre delante de mí mismo, todo me absorbía, nada me retenía. ¡Qué alivio! Antes mis días se parecían tanto que a veces me preguntaba si no estaba condenado a sufrir el eterno retorno del mismo.
  • Santiago Romerohas quoted5 years ago
    Había sentido ese deseo a través de Anne-Marie; a través de ella aprendía a husmear al macho, a temerle, a odiarlo. Este incidente reforzó nuestros lazos; yo trotaba, con un gesto duro, de la mano de mi madre, y estaba seguro de que la protegía.
  • Santiago Romerohas quoted5 years ago
    «¿No te has dicho nunca al dormirte que había gente que se moría mientras estaba durmiendo? ¿No has pensado nunca, al limpiarte los dientes: esta vez ya está, es mi último día? ¿No has sentido nunca que había que ir rápido, rápido, rápido y que faltaba el tiempo? ¿Te crees inmortal?»
  • Santiago Romerohas quoted5 years ago
    Mi conciencia está hecha migas; mejor. Me han tomado a su cargo otras conciencias. Se me lee, salto a la vista; me hablan, estoy en todas las bocas, lengua universal y singular; me convierto en curiosidad prospectiva en millones de miradas; para el que sabe quererme, soy su inquietud más íntima, pero si quieren tocarme, me borro y desaparezco; no existo en ninguna parte, \soy, por fin!, estoy en todas partes; parásito de la humanidad, mis servicios la corroen y la obligan incesantemente a resucitar mi ausencia.
  • Santiago Romerohas quoted5 years ago
    El azar me había hecho hombre, la generosidad me haría libro;
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