La vía del decrecimiento reposa sobre un postulado compartido por la mayoría de las sociedades no occidentales: por misteriosa que sea, la vida es un don maravilloso. Es cierto que el hombre tiene la facultad de transformarla en un regalo envenenado y, desde el advenimiento del capitalismo, así lo ha hecho.
Sin embargo, llegados al fondo del callejón sin salida de la sociedad de consumo, no es demasiado tarde para dar media vuelta y buscar un camino practicable, guiándonos por otras voces diferentes de las del pensamiento único y de los discursos progresistas de la economía y la técnica. La vía del decrecimiento es la de la resistencia ante la apisonadora de la occidentalización del mundo, y también la de la disidencia respecto al totalitarismo rampante de la sociedad de consumo mundializada.
Este libro estudia la construcción de una civilización de sobriedad voluntaria y de autolimitación, alternativa al atolladero de la sociedad de crecimiento. A partir de unas pequeñas pinceladas se crea, como en un cuadro impresionista, un dibujo de conjunto, una tonalidad común, un ethos.