Recordarás, querido lector, cómo contó Charles Dickens en su obra que Ebenezer Scrooge obsequió a los Cratchit un pavo enorme el 25 de diciembre de aquel año. ¿Cierto? Pues bien, a los dos días de tal desprendimiento, Bob sintió la obligación de invitar a su jefe a cenar en casa. Aún no cambiaba de número el año en el calendario y el renovado señor Scrooge fue animosamente con la familia Cratchit a compartir la comida, la risa y el juego. Y se encariñó con todos ellos, desde luego. Con el pequeño Tim, naturalmente, pues era, de todos, el más desfavorecido