Cuando una mente se quiebra o se desmorona, el inconsciente rápidamente coloca un andamio, que después convierte en un contrafuerte o en un muro defensivo. Algunas de estas estructuras, que todos poseemos hasta cierto punto, pueden ser lo bastante sólidas: sustentos reforzados y protecciones que nos ayudan a sobrellevar los traumas emocionales o psíquicos