Posiblemente, piensa, fui yo quien les abandonó a ellos.
No, fueron ellos quienes te abandonaron, se dice un momento después, pero solo lo hicieron cuando comprendieron que no les amabas lo suficiente. Y, luego, con una media sonrisa, reconoce que todas esas reflexiones son estúpidas, porque la verdad es que nunca hubo alguien a su alrededor que se preocupase realmente por lo que él pudiera pensar e incluso por lo que él pudiese sentir.