Las cuentas aún no están saldadas

No me fue fácil ganarme su confianza. Creo que su experiencia vital le enseñó a ser algo suspicaz, o al menos precavido, al relacionarse con la gente. En nuestros primeros encuentros, se sentaba en un sillón frente a mí, pero con el cuerpo y el rostro vueltos hacia otro lado. Escuchaba muy poco y hablaba mucho. Básicamente, me daba lecciones. Sin embargo, en cada reunión posterior, se giraba unos centímetros hacia mí. En cada reunión, sermoneaba menos y hablaba —y escuchaba— cada vez más.

Obligar a las personas a hacer algo no es liderazgo. Sobornarlas no es liderazgo. Adularlas no es liderazgo. Liderazgo es decirles a las personas algo que, en el fondo de sus corazones, saben que deben hacer, pero no quieren. Por ejemplo, pagar impuestos. Por ejemplo, dividir esta tierra en dos Estados.

No fue reconstritis. La reconstritis estaba en el himno, en la bandera, en la motivación, en la fraseología, en la ideología. Lo que nos trajo aquí no fue la reconstritis, sino el peligro de muerte y la falta de alternativas.

Vino aquí porque nadie lo quería. Esa es la verdad que se quiere hacer olvidar. Ni los actuales enemigos de Israel ni tampoco nuestros hijos la conocen. Nadie los quería.
La política de Canadá respecto a la inmigración de judíos en los años treinta era one is too many.
Suiza (ya he mencionado hoy a Suiza) dijo none is too many.

Mis antepasados y los de ustedes estuvieron diciendo durante dos mil años en la noche de Pésaj: «El año que viene, en Jerusalén». Es cierto. Pero, si no los hubiesen perseguido, si no los hubiesen torturado, si no los hubiesen humillado y no los hubiesen asesinado, habrían seguido diciéndolo otros dos mil años más. Y no habrían venido aquí.

Lo que se te perdió en el tiempo no intentes buscarlo en el espacio.

Lo que se te perdió en el tiempo no intentes buscarlo en el espacio. No vayas con tus recuerdos de infancia al cajero automático, porque de allí no sale nada salvo ultraje o desvarío, porque eso te puede enloquecer.

Te estoy diciendo: ¿Añoras tanto Lifta? Escribe un libro. Haz una película. Escribe una obra de teatro. Escribe un ensayo. Busca lo que se te perdió en el tiempo y no en el espacio físico, porque no se te perdió en el espacio; se te perdió en el tiempo.

lo que hay entre nosotros y los palestinos desde hace más de cien años es una herida sangrante, y no solo una herida sangrante, sino también una herida infectada, llena de pus. Ha pasado a ser un absceso. Una herida no se cura a palos.

«En el fondo de vuestros corazones ya lo sabéis, hace tiempo que no vais allí, sabéis que eso no es parte de la patria, sabéis que se puede vivir muy bien también sin eso. Venga, hagámoslo. Será difícil, será complicado, será doloroso. Hagámoslo y acabemos con esto de una vez».