En otra investigación no experimental, Festinger y su equipo estudiaron el caso de una secta que supuestamente había recibido mensajes de origen alienígena acerca de la inminente destrucción del planeta, que iba a tener lugar el día 21 de diciembre de 1954. Cuando llegó el día señalado y vieron que la profecía no se cumplía, lejos de abandonar sus creencias, este pequeño culto llegó a creerse que les había llegado un mensaje en el que se les comunicaba que una entidad sobrenatural había decidido perdonar a la humanidad y «cancelar» la aniquilación total del planeta. Además, a partir de ese día los miembros que permanecieron en la secta parecieron reafirmarse aún más en sus creencias, invirtiendo más trabajo y tiempo en él. La conclusión de Festinger y el resto de los psicólogos que participaron en el estudio fue que estas personas habían invertido demasiados esfuerzos en el culto como para dejar que los hechos refutaran todas sus creencias. Para terminar con la disonancia cognitiva, los miembros de este colectivo tenían que falsear la realidad en la misma proporción en la que se habían esforzado por sostener sus creencias hasta ese momento