Uber, la compañía de coches compartidos, ahorra dinero al clasificar a los conductores como contratistas independientes en lugar de como empleados. Uber insiste en que los conductores lo prefieren así porque les da más libertad. Uber y otras empresas de la «economía colaborativa» están creando una nueva forma de servidumbre, una subclase de cuasiempleados que reciben un salario bajo y cero beneficios sociales