Sirve constantemente vasos de jugo y de agua, unta cuerpos con protector solar, infla alitas de goma, se mete durante horas en la pileta aunque se muera de frío, lee cuentos a la hora de la siesta, prepara meriendas y almuerzos con lo poco que queda en la heladera, lava calzoncillitos y remeras con jabón neutro, corta uñas diminutas (y no tan diminutas) de manos y de pies, les pone crema de caléndula en los labios para que no se paspen, los ayuda a secarse y a vestirse, y entre todas estas cosas hasta logra encontrar un momento para ir a hacer pis.