El hombre mediocre está integrado por las lecciones sobre psicología del carácter que dio José Ingenieros en la cátedra de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, durante el año 1910.
En ellas se proponía comprender cómo funcionan las sociedades humanas. Para ello establecía y describía tres tipos o caracteres que según él era posible reconocer en cualquier comunidad de seres humanos:
— el idealista,
— el hombre mediocre
— y el inferior.Ingenieros no ocultaba su admiración hacia el primer tipo pero, más allá de los juicios morales. Hizo el esfuerzo de entender en clave psicológica las particularidades de cada tipo y su función específica en nuestras sociedades. Así, dedicaba una parte importante de El hombre mediocre al segundo tipo, porque él constituye el grueso de las sociedades:
«¿La continuidad de la vida social sería posible sin esa compacta masa de hombres puramente imitativos, capaces de conservar los hábitos rutinarios que la sociedad les transfunde mediante la educación? El mediocre no inventa nada, no crea, no empuja, no rompe, no engendra; pero, en cambio, custodia celosamente la armazón de automatismos y prejuicios y dogmas acumulados durante siglos, defendiendo ese capital común contra la asechanza de los inadaptables. Su rencor a los creadores compénsase por su resistencia a los destructores.»