Me ha parecido un gran libro. Todos los cuentos hablan de vivir en cuerpos y formas que se salen de lo que desde una perspectiva (una sola) se ha decretado como normal. Hay amor, humanidad, energía y muchas ganas de vivir con intensidad, o de existir de forma digna.
"Una luna, un humor, una luna, y ella frente a la ventana mirando una esfera tan hermosa y dejándose embrujar, que algún día seré tan bella como tú y brillaré con mi luz propia.
Así que no necesitaba un sol, porque ella era su astro reina."
El brillo es una temática recurrente en este libro. El deseo de ser luminosa es una necesidad permanente, un mandato imperioso que suelen fabricar las mejores frases:
"Se puso el kimono. Lo mejor de su esqueleto ínfimo es que vestido parecía grácil, delicado, lo que confería a su danza una espectralidad majestuosa que llenaba cada noche los teatros de la ciudad. Algún día serás estrella, y tal vez lo fuera ya, porque por algún motivo que desconocía Tristeza, llenaba las salas y viajaba por el país con la maleta y las danzas a cuestas."
Me parece que los cuentos de Vanina Bruc destacan cuando hablan de personas entendiéndose a sí mismas, o personas volviendo sus tempedtades internas un momento de verdadera belleza externa, que se vuelve hasta fenómeno atmosférico.
La vibra queer es casi mágica en este libro, porque es libre de ataduras y tapujos; real porque es auténtica. Pero Bruc no solo habla de lo queer, sino de aquella gente en los lindes: brujas, exiliados, ancianas. Todo aquello que no encaja, pero aun así tiene voz y tiene brillo. Mucho brillo.
Igual debo destacar la manera en que Bruc describe flujos de pensamiento, emociones y deseos. La manera en que narra cada descarrilamiento, dependiendo de su personaje, sin quitarles su voz propia o haciendo sonar igual su perorata, es destacable. Esas oraciones desgarradoras y carnales logran que tengas el corazón de otra persona, por lo menos mientras dure el cuento.
Igual, me gusta que haya cuentos narrados desde dos perspectivas, las de los personajes que interactúan en una misma situación. Muestra un claro entendimiento del psique, de cómo dar a entender el lector lo que sienten y piensan valiéndose de recursos literarios en vez de solo decirlo. Eso se agradece.
Ancianas que matan pájaros a escopetazos y hacen pudding con mucho ron, bailarinas que siguen el legado artístico de las geishas, parejas que no saben abarcarse pero sí comprenderse, jovencitas con crushes digitales, brujas que son diosas antes de acabar en la pira, amores que van más allá de cualquier demarcación o frontera.
Más que nada, cada cuento es la inminencia de un Big Bang, el nacimiento de una nueva estrella.
"Él seguía inclinado en el suelo, los bucles castaños le caían sobre los ojos y la cadena dorada flotaba junto a él. Clavó los ojos en ella y los dejó suspendidos en el brillo de la estampa. Si tan solo todo brillara con tanta facilidad. Si él mismo pudiera convertirse en una cortina dorada."
⭐️⭐️⭐️
Me pareció que los relatos van cobrando fuerza mientras avanza el libro. Algunos de estos están entrelazados entre sí lo que incrementa los detalles que conocemos de sus historias; otros, por el contrario, sólo nos dan un pequeño vistazo a lo que sucede en las vidas de sus personajes. Al comenzar el libro esperaba leer narrativa sobre lo queer pero me encontré con más que eso, pues se aborda el amor, la sexualidad, la soledad, el ser mujer u hombre o trans o nada y todo a la vez desde la fragilidad humana. Los dos últimos cuentos me atraparon por completo, y el final con Carmela fue un flechazo.
Cada uno de los cuentos tiene su significado en esta realidad que margina a los diferentes, aunque sí considero que su insistencia para visibilizarse da sus frutos.