Muchos dicen que esta novela es el retrato del autor y de sus conocidos. Pero, al parecer, tal es la condición de Rusia: todo en ella se renueva, salvo este género de absurdos. Hasta el más maravilloso de los cuentos maravillosos escapa a duras penas al reproche de veleidad de ofensa personal. Un héroe de nuestro tiempo, es en efecto, un retrato, pero, no el de una sola persona: es el retrato compuesto de los defectos de toda nuestra generación en todo su desarrollo.