¿Qué sucede cuando algo cae en un agujero negro? ¡Desaparece! Es lo que afirmó hace treinta años un joven físico llamado Stephen Hawking suscitando un fecundísimo debate sobre las leyes fundamentales del universo. Leonard Susskind, padre de la teoría de cuerdas y uno de los físicos más eminentes de nuestro tiempo, y Gerard ’t Hooft, premio Nobel de Física en 1999, conscientes del gran reto que implicaba la propuesta de Hawking, fiel a la teoría de la relatividad general, contraatacaron con las leyes de la mecánica cuántica en la mano.
La guerra de los agujeros negros no es, simplemente, la historia de aquel enfrentamiento —por mucho que en el libro se explique con gran brillantez y sentido del humor— entre los más grandes científicos de nuestro tiempo. En realidad, lo que nos transmite es la tensión intelectual permanente de estos sabios y el esfuerzo que realizaron para aparcar momentáneamente sus más firmes convicciones y tratar de reconciliar ambas teorías para progresar hacia la construcción de una teoría cuántica de la gravedad y llegar a desentrañar, algún día, las incógnitas últimas del universo.