o de los leones, pero no se lo comieron. Sadrac, Mesac y Abednego fueron lanzados al horno de fuego y caminaron entre las llamas con un ser celestial. Allí empezó a gestarse el cambio.
No sé si ahora mismo te encuentras en un foso con leones o un horno de fuego, pero el Espíritu Santo me dice que necesitas oír esta palabra: «Dios te ha puesto ahí. No maldigas ese lugar. No le pidas que te saque de allí. Si estás en el fuego, paséate, que Dios caminará a tu lado y serás un testimonio. Si estás ro