He disfrutado enormemente imaginándome a una criatura así, sin talento y mediocre, que se planta frente al mundo y le dice con una sonrisa: vosotros sois los Galileo y los Copérnico, los Carlomagno y los Napoleón, sois los Pushkin y los Shakespeare, sois los mariscales de campo y los mariscales de corte, mientras que yo soy la incompetencia y la ilegitimidad, y estoy, a pesar de todo, por encima de vosotros, porque vosotros mismos os habéis sometido. C