El gobierno Meiji, que estaba empeñado en probar a todo el mundo que Japón era un país moderno, se mostraba sensible en extremo ante la opinión internacional. Por lo tanto, y a fin de acallar a los peruanos, promulgó la Ley de Emancipación, que abolía las condiciones de servicio (nenki-boko) que regían el trabajo de muchas mujeres. Pero, en el proceso, los papeles de las oiran (cortesanas) y las geishas (animadoras) comenzaron a vincularse y acabaron por confundirse, un error que sigue vigente.