Es difícil seguir entendiendo como algunas mujeres aún a pesar de los tiempos modernos, siguen invisibilizandose de maneras voluntarias por y para los hombres. Dejan de lado sus talentos a favor de la rutina, la comodidad y el supuesto amor que les brindan los hombres, aunque al final sea el hastío, la decepción o simplemente el abrir los ojos para darse cuenta del tiempo que se desperdició por placeres inexistentes.
“La buena esposa” es esa voz que nos hace pensar y reflexionar que somos merecedoras de reconocimiento, y de que debemos aceptarlo y abrazarlo, nunca esconderlo, ni minimizarlo; mucho menos fingir por amor a quien sea, de que no lo tenemos.
Me quedo con esa parte.