Las mujeres no se dan cuenta de que su creatividad nace de lo pequeño, de lo caído. Sus inspiraciones, pequeños soplos de luz en la tiniebla de lo cotidiano. Nunca la grande, total, la sublime iluminación. Paso a paso, interrumpida, ribeteada de pequeñez, como sus horas diarias, ésa es la creatividad de las mujeres. Nunca creyéndosela, nunca dándole mayor importancia. Tapices, o tejidos de patchwork, las ideas creativas de las mujeres, sumadas una a una en la ilusión de armar un todo que haga sentido: cada parche una gota de luz robada al ahínco de la vida chica, invisible, callada