En La casa de las bellas durmientes, el viejo Eguchi acude a una casa secreta, a las afueras de Tokio, donde los ancianos yacen cada noche con jóvenes y hermosas vírgenes narcotizadas para la ocasión. Las reglas de la casa son inflexibles: no practicar el sexo con las adolescentes, no intentar despertarlas de su sueño y no dormir con la misma mujer dos veces. A cambio, a los clientes les está permitido soñar y recordar…Completan el volumen los cuentos Un brazo y Sobre pájaros y animales .