—Yo, por mi parte, apenas puedo esperar a que por fin se invente la calefacción central. —Lucy se dejó caer, temblando de frío, en uno de los sillones junto a la chimenea—. Por no hablar de otras cosas. —Miró hacia el reloj de la repisa—. Estarán aquí dentro de diez minutos —dijo nerviosa—. Luisa podría ir empezando a poner la mesa. —Miró a Paul—. ¿Tú qué piensas, Paul? ¿Cómo crees que recibirá Gwendolyn la noticia de que va a tener un hermanito? Quiero decir que debe de ser una sensación extraña, ¿no? —Se pasó la mano por el vientre, ligeramente abombado—. Cuando nuestro hijo tenga hijos, estos se habrán hecho mayores antes de que Gwenny haya nacido siquiera. Y también es posible que esté celosa. Al fin y al cabo, la abandonamos siendo un bebé, y si ahora ve…
—Seguro que se alegrará —dijo Paul interrumpiendo el torrente de palabras. Le puso una mano en el hombro y la besó con ternura en la mejilla—. Gwendolyn es una persona tan generosa y encantadora como tú. Y como Grace. —Se aclaró la garganta para disimular su repentino enternecimiento—. Me da mucho más miedo el momento en que Gwendolyn y el pequeño granuja me comuniquen que voy a ser abuelo —dijo a continuación—. Espero que aún se tomen unos años de tiempo.