Breve historia de la literatura universal

Se trata de un poema épico-alegórico-teológico en el que el poeta compila el saber de su época —no olvidemos la apabullante erudición de Dante, enraizada en el humanismo—, reconoce sus pecados y aspira a la virtud.

Corán, libro sagrado para los musulmanes basado en el islamismo, fundado por Mahoma con la inspiración de las fuentes judaicas y cristianas. Recoge la palabra de Alá trasmitida a Mahoma por el arcángel Gabriel y escrita por los discípulos del profeta.

Corán, libro sagrado para los musulmanes basado en el islamismo, fundado por Mahoma con la inspiración de las fuentes judaicas y cristianas

Por esta misma razón, el catolicismo promueve las biblias comentadas y las explicaciones del sacerdote, mientras que el protestantismo potencia una interpretación individual, ya que elige precisamente las biblias sin comentar, lo que supone que los textos bíblicos estén más presentes (incluso en los alojamientos hoteleros) y resulten más conocidos en el mundo protestante que en el católico.

La Biblia hebrea abarca desde el origen de todo hasta el nacimiento de Jesús, considerado como el mesías.

Sin duda, el Poema de Gilgamesh es el más célebre, pues se le considera como el poema épico más antiguo de la literatura universal.

a épica, quizá, sea el género más destacado de esta literatura; un género que se basó en dos grandes ciclos: de Enmerkar y de Gilgamesh, célebres héroes de la ciudad de Uruk.

Otros autores franceses en esta misma línea fueron Guy de Maupassant (gran novelista del naturalismo —recuérdese Bel Ami, sobre la adquisición del prestigio social a toda costa— y auténtico maestro del relato: «El collar», «Bola de sebo», etc.) y Alphonse Daudet (muy conocido por su trilogía sobre un engreído hombre de provincias: Tartarín de Tarascón). El realismo en España dio grandes narradores como Galdós y Clarín, aunque el naturalismo no caló con profundidad, ya que las convicciones católicas no armonizaban con los preceptos deterministas (se habla de un naturalismo superficial en ciertos pasajes de Emilia Pardo Bazán o Vicente Blasco Ibáñez).

Encontró especial predicamento en Francia y el principal autor es Émile Zola, con obras como Naná (cautivadora cantante de escasa calidad), Germinal (trágica historia de los mineros, sus revueltas y la brutal represión consiguiente) o La taberna (acerca del alcoholismo); en sus novelas finales tendió ya al simbolismo.

Literariamente, se basa en considerar la novela como objeto científico y en radicalizar el determinismo realista. Ello supone para la novela la asunción del fatalismo, la sordidez, el análisis científico, la disección, la denuncia social y la aparición de personajes marginados (de alcohólicos, prostitutas y dementes).