Poncho Mejía lleva siempre consigo un rifle de resortera, un libro de estrategia y una bitácora de guerra. Es 1942 y los alemanes han hundido varios buques petroleros mexicanos. Poncho, el Coronel, está dispuesto a defender a su patria: sin embargo, antes de su cumpleaños número diez, deberá librar una batalla interna que marcará, para siempre, el final de su infancia.