Fulcanelli ya no existe. Sin embargo su pensamiento permanece encerrado para siempre en las páginas de este libro. Gracias a él, la catedral gótica nos revela sus secretos y así nos enteramos de cómo fue tallada por nuestros antepasados la primera piedra de sus cimientos, piedra simbólica sobre la cual edificó Jesús su Iglesia. Toda la Verdad, toda la Filosofía, toda la Religión, descansan sobre esta Piedra única y sagrada (la Piedra Filosofal). La catedral gótica, esta maravilla de nuestra Edad Media, contiene la misma verdad positiva, el mismo fondo científico, que la pirámides de Egipto, los templos de Grecia, las catacumbas romanas, las basílicas bizantinas. Tal es el alcance general del libro de Fulcanelli. La obra estudia las representaciones que adornan las catedrales de estilo gótico de varias ciudades francesas (Notre Dame, entre ellas), a las que considera como un libro mudo, simbólico, y que deben interpretarse como jeroglíficos, utilizando la cábala fonética para comprenderlos. Poblado de símbolos y referencias a los más diversos aspectos del conocimiento, es uno de los libros más fecundos y enigmáticos de toda la historia. Un misterio en toda regla es que un libro lleve publicándose en España de manera ininterrumpida desde hace más medio siglo. Pero si, además, la obra es un oscuro tratado de alquimia el enigma se hace ya insondable. Me refiero a El misterio de las catedrales, una obra traducida al español en 1967 que funciona como una matriuska rusa. Una de esas muñecas en las que cada vez que las abres encuentras una nueva. En este caso, un arcano dentro de otro. —Javier Sierra. .