El problema colonial es uno, y las experiencias de transformación son múltiples
Contra la colonialidad no hay antídoto, sino resistencias. La presente es una reunión de aportes reflexivos diversos que comparten un carácter como prácticas transformadoras (en palabras de Sylvia Marcos). Su base crítica son los feminismos descoloniales que, con sus —finos y corrosivos— aparatos críticos y sentipensantes ensanchan las grietas en los constructos de poder hegemónicos para observar la realidad en otras latitudes.
El objetivo principal es reinscribir lo político en lo cotidiano para leerlo desde la óptica descolonial. Es con este fin que se presentan conceptos como el de colonialidad del género, formulado por María Lugones —y retomado en esta compilación por Breny Mendoza—, o el de esquizofrenia de la subalternidad, acuñado por Pastora Filigrana, que señala la incongruencia que niega derechos a la cultura gitana pero la utiliza como bandera en el mercado turístico español.
Un puente articulador de experiencias se tiende en estas páginas, donde se incluyen apuestas descoloniales y anticoloniales, sabiendo que el problema colonial es uno y las experiencias de resistencia y transformación son múltiples. «La alianza [como dice Natalia Cabanillas] no emerge de las demandas en común, sino del sincero deseo de ser más fuertes juntas».