Pero no es solo en los juicios, sino también en los conceptos donde se encuentra un origen a priori. Quitad del concepto experimental de un cuerpo todo lo que tiene de empírico, a saber: color, dureza o blandura, pesadez, penetrabilidad, y siempre queda el espacio que ocupa ese cuerpo (el cual ha desaparecido) y que no podéis destruir. Cuando separáis de alguno de los conceptos empíricos de un objeto, corpóreo o no, todas las propiedades que la experiencia enseña, no podéis, sin embargo, privarle de aquella, mediante la cual le pensáis como sustancia o como dependiente de ella (aunque este concepto de sustancia contiene más determinación que el de un objeto en general).