A la cultura griega, en sus diversos aspectos, Alfonso Reyes dedicó páginas sobresalientes. Los orígenes del pensamiento occidental hallaron en su pluma no sólo al excelente ordenador, sino al expositor diestro que recreaba a los ojos de los lectores las etapas y los fundamentos de aquel vigoroso desarrollo cultural. Muestra notable es La crítica en la edad ateniense, donde las distintas funciones de la crítica son definidas con la precisión con que Reyes solía hacerlo. Entre la simple descripción histórica y la teoría de la literatura propiamente dicha, se suceden diferentes formas de concebir el significado de la producción artística. Constituyen, por lo tanto, los polos extremos que van del “impresionismo” a los que debe ser el “juicio”; es decir, de la impresión inmediata que provoca la obra de arte a la opinión que clasifica y determina los valores dentro del concierto de las manifestaciones culturales. La primera puede ser, a su vez, una obra de arte, en tanto que la segunda cae dentro de la denominación de ciencia literaria. Desde sus inicios en la edad ateniense, que comprende los años 600 a 300 antes de Cristo, la crítica se desplaza a Alejandría y luego al mundo romano, de donde continuará a Bizancio y a la Edad Media para pasar de allí a los tiempos modernos. Reyes estudia el tema de la época homérica y los concluye en los finales del esplendor de Atenas analizando tanto lo religioso como lo ético y lo político y esclareciendo las múltiples actitudes de los teóricos frente a la creación artística.