Rosa, en primer lugar, si tú hubieras cometido un pecado imperdonable, tendrías un corazón muy endurecido y ni siquiera estarías preocupandote acerca de ello. Todos aquellos que cometen algún pecado imperdonable ni siquiera se detienen a pensar acerca de ello. El hecho de que tú estás tan preocupada acerca de haber cometido este pecado, es prueba de que tú no lo has hecho”.